¿Qué hacer cuando en una discusión de pareja perdemos el control?
Se ha escrito mucho sobre técnicas y sugerencias para comunicarse de manera asertiva y manejar los conflictos en pareja. Estas sugerencias bien aprendidas o ejercitadas suelen dar buenos resultados; sin embargo no son una panacea contra las explosiones emocionales, ya que cuando esto ocurre suele estar asociado con situaciones más profundas y complejas que están en nuestro interior la mayoría de las veces de forma inconsciente. Hay discusiones que comienzan en apariencia por cosas sencillas o si se quiere triviales, pero en la medida que se va desarrollado la discusión, va tomando un camino por temas espinosos que van en aumento hasta generarse una explosión emocional.
Llegado a este punto, la voluntad y la racionalidad se pierden y, toma el mando nuestras emociones, con la consiguiente pérdida de control de las emociones y la conducta. Las emociones cuando se apoderan de nuestra conciencia arrastran una serie situaciones que están más relacionadas con nuestra historia personal y familiar pasada, que con la situación actual. ¿Qué podemos hacer entonces? Lo más beneficioso es que pasado el momento, cada miembro de la pareja dirija su atención hacia sí mismo y nos preguntemos: ¿qué me ha ocurrido?, ¿qué aspecto me tocó?, ¿qué tengo yo que ver en esto?, ¿me ha ocurrido esta situación otras veces?, ¿con otras personas o situaciones? Cómo pueden ver, aquí el foco está puesto en cada quien se haga preguntas, para evitar caer en la trampa de culpabilizar al otro, y por consiguiente quedarnos sin hacer nada.
Al atribuir la culpa al otro, se mantiene el conflicto y lo intensifica. La reflexión y la pregunta hacia mí mismo, me permite conocerme mejor y trabajar en los conflictos o situaciones en las cuales mi desarrollo personal se ha detenido y por consiguiente mi capacidad de hacer frente de manera adulta y adaptada a las dificultades y relaciones con los demás. Poner el foco y trabajar en estos aspectos, me coloca en el camino de tener una mejor relación conmigo mismo, con mi pareja y con las personas de mi entorno.
Como podéis ver, son muchos los beneficios que obtenemos al hacernos preguntas reflexivas; sin embargo no es una tarea fácil. La mayoría de las veces se precisa de la ayuda y el acompañamiento de una persona neutral y debidamente formada en el tratamiento psicoterapéutico individual y de parejas, que nos sepa guiar por un nuevo y desconocido camino.
Por: Virginia Calderón
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