Amor Vs. Poder en la pareja
En una relación de pareja sana unida por el amor, cada quien mantiene su individualidad y se produce entre ambos un espacio de intercambio e interdependencia donde se da el encuentro. La existencia de estos dos espacios, el individual y el del intercambio, son muy importantes para el adecuado desarrollo de la relación y de sus participantes.
Muchas personas tienen dificultad para entender y aceptar esto. Piensa que el amor es diluirse en el otro y confunden amor con fusión, amor con sumisión y amor con poder. El poder es la cara opuesta del amor, pues busca el sometimiento o sumisión del otro para no tomar contacto con la propia fragilidad, la soledad y un profundo sentimiento de vacío interno. Este vacío está asociado la mayoría de las veces, con importantes carencias afectivas. Carlos G. Jung nos decía que cuando el poder entra por una puerta, el amor sale por la otra.
El poder en las relaciones de pareja anula al otro, quitándole su individualidad y la vida propia. Al estar asociado al vacío y la soledad interior, genera ansiedad de separación e intolerancia al reconocimiento de nuestras faltas, defectos y carencias. Su objetivo no es el desarrollo, sino la fusión y el control del otro. Cuando esto ocurre, se pierden los límites y se le exige al otro que diga y se comporte de acuerdo a los deseos de la persona controladora. Esta exigencia es TOTAL. He tenido en consulta parejas que le piden a su compañero/a como una muestra de amor, que le comunique y le digan todo lo que piensan, lo que
sienten, sus fantasías y que les den detalle de sus relaciones anteriores. Esto es una violación a la intimidad y un daño del cual difícilmente la pareja podrá recuperarse.
Otra forma de manifestación de este poder y control, lo vemos en relaciones en las cuales uno de los miembros de la pareja se dedica a interpretar y hablar por el otro, tal y como si fueran una sola persona. El sujeto sometido, queda anulado como individuo, funciona como una especie de apéndice, sin vida propia. Estas
personas han renunciado a sí mismas por una dificultad o incapacidad para hacerse cargo de ellas, madurar y asumir las consecuencias de sus actos.
Lo anterior, se observa con frecuencia en personas muy dependientes, frágiles, inseguras y narcisistas. Es importante saber que en el establecimiento y mantenimiento de esta dinámica, ambos tienen participación, el dominante y el
dominado. Nos es más fácil pensar que el problema es causado por el dominante, pero la verdad es que el dominado, necesita y contribuye por igual. Dominante y dominado son dos caras de un mismo problema. Ambos poseen carencias importantes, y ambos tienen dificultades en el reconocimiento del problema, lo que termina ocasionando una detención en el desarrollo y una
especie de muerte psíquica individual y de la pareja.
Quiero terminar este breve escrito con las palabras de Nancy Sarquiz, quien en un trabajo que publicó en el 2007 titulado La flecha de plomo: Eros y poder en la pareja, decía los siguiente:
“Las relaciones reales emergen cuando hay un reconocimiento de la presencia y la imagen de otro, al cual se le respeta su proceso individual y con el cual se quiere compartir el camino de la vida, pero también hay una necesidad de reflexionar sobre nuestra propia existencia y el sentido de la misma, para no traicionarnos y diluirnos en el compañero por muy amado que éste sea”.
¿Te identificas con algunas de las cosas? Es importante que te hagas la pregunta, reflexiones y busques ayuda si consideras que la necesitas. La psicoterapia individual o de pareja puede ser un espacio para tratar estos y otros problemas.
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Por: Virginia Calderón M.